viernes, 24 de noviembre de 2017

COMER BIEN PARA VIVIR MEJOR

Recientemente me tropecé en Netflix con una serie de reportajes llamada “Cooked” que consiste en una ilustrativa e interesante adaptación del libro de Michael Pollan (Cooked: A Natural History of Transformation. New York: Penguin Press. 2013).



De todo lo visto, hay algunas ideas muy bien relacionadas y argumentadas, que me parecen de especial relevancia, por todo lo que subyace bajo ellas; En primer lugar, identifica cocinar, el preparar comida para los demás, como un primer acto de generosidad y amor. Esto es un elemento que ha arraigado en nuestra mente y generado un sentimiento social de pertenencia, de grupo.

·         ¿Que mejor actividad para realizar en familia que la preparación de la comida, la puesta de la mesa y la satisfacción de comer todos juntos el producto del esfuerzo familiar? Aunque probablemente sea una actividad que se reduzca a los fines de semana, me parece fundamental para el refuerzo del vínculo y comunicación.



Las tradiciones (gastronómicas) son el resultado de una selección cultural, como resultado de usos y costumbres que nos han mantenido sanos y felices a lo largo del tiempo. Establece una serie de terribles estadísticas sobre la creciente incidencia de varias enfermedades relacionadas con la mala alimentación y sobrepeso y el evidente deterioro del equilibrio del organismo (incluido la bioquímica cerebral) y de la salud que esto genera.

·         Por lo tanto, y sabiendo que esto es difícil económicamente, debemos primar el uso de alimentos frescos y/o no procesados antes que los de origen industrial.

Cocinar requiere paciencia, atención, manipular los alimentos, ser capaz de integrar un buen número de informaciones en un proceso general… ¡Es que cocinar es una tarea beneficiosa, hasta a nivel cognitivo!
Así que, os animo a cocinar vuestras comidas, a que vuestros hijos participen (en lo que buenamente sea posible) y se beneficien de una información y ejemplo insustituibles:

1.       Al hacerlo de manera conjunta, se favorece la comunicación y empatía general, ya que cocinar constituye una comunión con los nuestros y nuestras raíces.

2.       Es beneficioso para nuestra salud, ya que al cocinar, principalmente te ves obligado a usar alimentos frescos, evadiendo así el uso de alimentos procesados

3.       Lo cognitivo también se ve beneficiado, ya que es una tarea compleja que requiere de múltiples evaluaciones y decisiones en tiempo real. Además, al no introducir alimentos artificialmente edulcorados, aderezados o potenciado su sabor, la interferencia de estos agentes sobre la bioquímica cerebral, se ve libre de estas nefastas influencias.



¡A COMER BIEN PARA VIVIR Y PENSAR MEJOR!

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