jueves, 3 de mayo de 2018


UNIR JUEGO Y APRENDIZAJE: ¿Por qué?

 El juego es un elemento positivo y necesario que permite a los niños “virtualizar” la realidad, jugar con lo real de manera imaginaria. De esta forma, manipulan diferentes conceptos (tareas domésticas, escolares, vivencias imaginarias, oficios, relaciones sociales, sentimientos y/o emociones…) desde la imaginación, obteniendo un valioso entrenamiento que les ayudará a integrar las complejidades de la vida cotidiana en sus esquemas mentales.
La primera infancia es un momento especialmente importante, porque es el periodo más rápido de crecimiento cerebral, donde el juego activa el cerebro y acelera los procesos cogitivos.

Al jugar, se produce una gran actividad en el cerebro y se liberan una serie de sustancias químicas que hacen que se aumente la sensación de bienestar y motivación, generando el marco perfecto para que se produzca el aprendizaje.
Por esto, el juego, siendo una experiencia agradable para ellos, predispone al cerebro para la creatividad, el aprendizaje y la memoria. ¿A quién no le gusta jugar?
Por este motivo, sencillo pero en absoluto trivial, propongo relacionar actividades lúdicas/ juegos con aprendizajes propios del aula, de manera que los niños obtengan una visión y manipulación distinta de los típicos contenidos escolares y además, de manera subconsciente, unan la idea de diversión con la de aprender.